miércoles, 11 de septiembre de 2013

NADIE OLVIDE "LO" DE ALFONSO GUERRA

Todavía hay gente que se asombra por la podredumbre que empieza a apestar en la junta.

QUIEN HAYA SEGUIDO CON INTERÉS Y CIERTO DISTANCIAMIENTO LA POLÍTICA ESPAÑOLA DESDE EL ADVENIMIENTO DE LA DEMOCRACIA, LO QUE ESTAMOS SABIENDO NO RESULTARÍA TAN ASOMBROSO.

Alfonso Guerra puso la primera piedra.

Quien asistiera por hache o por be a una de aquellas sesiones de asimilación de militantes que celebraban las agrupaciones psoístas durante los primeros ochenta, seguramente recordarán las "homilías" que enviaba escritas Alfonso Guerra. En una etapa que un periodista de entonces parecía brillar demasiado para el gusto del PSOE no siendo psoísta, el tal fue abordado por el entonces concejal de Torremolinos, proponiéndole figurar en las listas municipales siguientes, “y si no salieras, que saldrás, te daremos la dirección del Cervantes”. El periodista, amenazado y perseguido aquellos años por ser independiente contumaz, rechazó, por supuesto, cuando leyó una de tales homilías. .

Entre escatológicas referencias a la "sangrienta derecha", tales homilías proclamaban que tenían que devolverles a los psoístas lo que les habían arrebatado durante cuarenta años. Alfonso Guerra animaba a los psoístas a apoderarse de TODO EL PODER (no sólo el político, también las peñas, asociaciones de vecinos, clubes deportivos, grupos culturales y artísticos, y demás), Para ello, predicaba la reedición de la "ley del talión" de un modo muy personal:

LA GRANDEZA DEL PSOE JUSTIFICABA LOS MEDIOS.

Muy poco después, supimos que le había puesto un despachito a su hermano, que era un simple civil sin oficio ni beneficio ni cargo oficial alguno. Muy impresionante, el despacho estaba en esa grandilocuente tarta rosa que es la plaza de España, pabellón español de la Exposición Hispanoamericana de 1929. Preguntaron a la mujer de Felipe González cómo se podía justificar que Juan Guerra tuviera un despacho en una oficina gubernamental. La señora de González respondió; "La ustificasión eztá mu clara, que é el hermano de Alfonzo". No tuvo que pasar demasiado tiempo para saber lo que ocurría en ese despacho; los empresarios dieron en llamarlo "impuesto revolucionario del PSOE". Impuesto que no sólo se dedicaba a la “grandeza del PSOE”, sino también a la grandeza privada de los Guerra.

Luego, vinieron las imputaciones, las indigestas artimañas y la disolución de las culpas de los Guerra en el laberinto de poder (inclusive legal) que Alfonso había guisado (le gustaba que le llamasen "cocinero" del poder). Siguió lo de la expo y el quinto centenario, los atencias y demás. Casi de inmediato, había que ponerles pisitos también a los militantes para mantenerlos fieles (como hacen siempre los regímenes dictatoriales), y surgieron los ERE falsos. Que nadie se llame a engaño si una bailarina baila; quienes llevan interiorizada la corrupción como un instrumento no sólo lícito, sino aconsejable, es completamente normal que actúen corruptamente.

Nadie debería olvidar la Casa de Contratación y la Escuela de Marear de Sevilla, ni cómo nacieron las conductas corruptas ya en el siglo XVI, conductas que fueron exportadas a las provincias españolas de ultramar, y así les va.

YA ENTONCES, LOS DELITOS DE CORRUPCIÓN ERAN MIRADOS CON GRAN BENEVOLENCIA POR LOS TITULADOS DE LA ESCUELA DE MAREAR DE SEVILLA.

Conozco anécdotas fiables, p.ej.: el gobernador de Cartagena de Indias sentaba frecuentemente a su mesa a dos conocidos y muy ricos contrabandistas.

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