DECIR “LATINOAMERICANO”
ES UN HUMILLANTE ACTO
DE SUMISIÓN A LA CIA.
A finales del siglo XIX, Estados Unidos era todavía un estado en formación, muy expansionista y en busca de identidad. Se empeñaron en llamarse a sí mismos ”América” porque el verdadero propósito de los “padres fundadores” era adueñarse de todo el continente, tal como ya habían crecido a costa de México. Entonces, empezaron a surgir esos personajes, poderosos por su dinero, que se empeñaron en forzar la historia. Uno se llamaba Hearst (magnate de la prensa caricaturizado por Welles en Ciudadano Kane). Otro era Pulitzer, un periodista mediocre deificado por la obsesiva búsqueda gringa de identidad, ya que Pulitzer (que competía a muerte con Hearst), era un húngaro oportunista inventor de la masiva prensa amarilla más apestosamente amarilla
A uno de los dos se le ocurrió que había que echar a España del continente. A España, no a Inglaterra ni Francia ni Holanda, que todavía siguen allí.- En aquellos momentos, el objetivo a batir era España, por nuestro significado en todo el continente. Y se les ocurrió fingir un atentado para declararnos la guerra: hundir un barco suyo surto en La Habana, haciendo creer a los gringos que lo había hundido España. Nos declararon la guerra, que era su forma de expandirse un poco más por Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Y ya sabemos lo que ocurrió.
Pero no sólo querían echarnos físicamente:
TAMBIÉN SE PROPUSIERON ECHARNOS HASTA DEL LENGUAJE.
Hearst (o creo que más bien Pulitzer), inventó obligar a los ibéricos a llamarse a sí mismo “latinos” a fin de que no quedaran más americanos que ellos. Este se convirtió en uno de los objetivos estratégicos más apremiantes de la ¨CIA.
Y ahora vemos la evidente ridiculez de que la mayor parte de los americanos se llaman a sí mismos “latinos”, incluyendo a personas más o menos destacadas que deberían ser cultas. Entretanto, los gringos han conseguido lo que Hearst y Pulitzer querían, que sólo ellos fueran AMERICANOS. El colmo de la ridiculez es cuando vemos, por ejemplo, títulos de películas como “Un americano en Río”, como si Rio de Janeiro no estuviera llenísima de americanos.
A pesar de Hearst, Pulitzedr y la CÏA, se da un hecho presente bastante divertido. La gente gringa llama a los hispanoamericanos “spanishs” y a nosotros los españoles, ”spaniards”.
PERO EL ESTRAMBOTE ES QUE LOS HISPANOAMERICANOS, ATOMIZADOS Y SUBDESARROLLADOS, EN VEZ DE UNIRSE Y CREAR UNA GRAN Y PODEROSA NACIÓN, HAN ENCONTRADO A TRAVES DE LA CIA EL MODO DE SENTIRSE “HERMANADOS”… LLAMARSE IMPROPIAMENTE LATINOS.
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