Tengo la seguridad de que, siendo joven, clamaba porque se
dictaran en España normas contra la marginación laboral de las mujeres (no
conocía otros países, donde la situación era y es mucho más grave).
Hace muchos años que me curé de la juventud, y ha pasado
tiempo suficiente para asistir y hasta sufrir lo que podría ser exactamente lo
contrario.
No tengo nada que criticar a las lesbianas, puesto que yo
soy sentimentalmente gay y jamás he fingido otra cosa. La cuestión es que me ha
desconcertado siempre que abunden tanto las lesbianas en los movimientos
feministas, o que tantas militantes de esa corriente parezcan tan masculinas. Hoy,
con la perspectiva del tiempo, me doy cuenta de que muchos colectivos
feministas no reclamaban, como afirmaban, la “IGUALDAD”, sino la revancha, la
venganza.
Acabo de estar a punto de ser atropellado en un paso cebra,
señalizado con el semáforo en verde, por un coche conducido por una joven. Soy
un hombre mayor, pero practico mucho ejercicio y mi porte es casi juvenil. Tal
vez sea que no parezco lo bastante viejo-torpe para merecer un mínimo de
respeto. Porque no es la primera vez que me ocurre. Me pasa con demasiada frecuencia
que me echan coches encima en los pasos de peatones (quizá solo para hacerme
brincar, no exactamente con intención de atropellarme… aunque podría pasar)
¿Será casualidad que siempre hayan sido mujeres quienes hacían esa barbaridad? ¿Harán las conductorAs lo
mismo contra las viejecitAs?
Aunque parezca políticamente incorrecto, para ser realistas
hoy la discriminación laboral se da exactamente al REVÉS. CONTRA LOS HOMBRES. En
el ambiente laboral que yo conozco bien, el de la comunicación, es intolerable
lo que pasa, sin que las leyes ni algún colectivo MASCULINISTA lo denuncie. Ya
hace unos catorce años, trabajé en la redacción de un famoso programa de Antena
3; éramos sesenta y tantos en total, de los cuales menos de diez éramos
hombres. Los demás, el ochenta y mucho por ciento, eran mujeres. Adivinen quién
era el jefe de redacción que contrataba el personal: UNA MUJER. El caso no es
el único. Pueden revisar la composición laboral por géneros de los programas
dirigidos y presentado por famosas: Siempre les indignará comprobar que la
inmensa mayoría de los integrantes son mujeres.
Contra esas normas enloquecida que algunas políticas se
empeñan en imponer, las cuotas, mi opinión es que los avances laborales deben
producirse expresamente por los méritos, no por el género sexual teórico que
uno presente bajo los pantalones.
OTRA COSA ES COMPLETA ESTUPIDEZ
Y GANAS DE QUE LA
CIVILIZACIÓN VUELVA A LAS CAVERNAS.
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