Cuando
un juez tarda años y años en pronunciarse sobre un proceso, puede producirse y
de hecho se produce una GRAN INJUSTICIA. Vemos casos de victimas de estafas o
grandes desafueros que, al conseguir sentencia tras muchos años y hasta
decenios de espera, reciben reparaciones que son insultos.
Por
esa lentitud incomprensible y sumamente perniciosa, se pasean libremente y
disfrutan de sus desfalcos individuos que han arruinado bancos y hasta
comunidades autónomas con fingimientos, programas de “incentivos” y falsedades
para beneficiar a sus militantes de partido.
Mientras
no consigamos la tecnificación de los juzgados y jueces más justos, España
permanecerá en un misterioso limbo del subdesarrollo. Nadie puede comprender
que todavía no hayan procesado a Mas ni al payés de CIU, ni a toda la antigua
dirección de Caja Madrid.
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