Me causa estupor que una sociedad tan despejada y
sabia como la catalana esté siendo sometida a manipulación tan grosera.
Un nuevo palabro martillea sobre las cabezas de este
querido pueblo obligándolo a no hacerse preguntas. Soberanismo. Tratan de inocular
en todas las conciencias ese camino al precipicio como si fuera la boca del
cuerno de la abundancia, sin permitir la saludable práctica de la duda
Viví en Barcelona dos años del final de mi
adolescencia, en un barrio obrero reservado por la fortuna en una especie de
limbo: Guinardó. Casi nadie hablaba castellano, lo que sin que ningún poder me
obligara me movió a aprender catalán;
aquellos vecinos eran amables y compresivos con el muchacho y se empeñaban
en hablarle en castellano, pero el muchacho consideró pronto que debía corresponderles
y por eso hizo cuanto pudo para hablarles con las palabras que mejor
comprendían.
Presencié en primera fila la lluvia de privilegios
oficiales del “desarrollismo”, SEAT entre otras muchas cosas. Ninguno de mis
vecinos me declaró jamás su odio ni su deseo de apartarme de ellos.
IMPUESTA UNA ODIOSA FORMA DE TOTALITARISMO
EMOCIONAL, AHORA NO LES PERMITEN EXAMINAR CON REALISMO. Y NO LES HABLAN DE LAS
LACERANTES PIEDRAS QUE TIENE SU CAMINO AL PRECIPICIO, DONDE IRÁN PERDIENDO LO
QUE SIGUE:
INVERSIONES MULTINACIONALES. Todas las empresas globales
instaladas en Cataluña invirtieron para atender el mercado total de la nación,
no una pequeña fracción. Esas empresas saldrán en masa si comprueban que
tendrán que pagar aranceles los diez o quince años que Cataluña permanecería fuera
de la Unión Europea hasta que, acaso, le permitieran la reentrada.
LABORATORIOS. Son muchos los laboratorios implantados
en los alrededores de Barcelona. Un buen porcentaje depende de los convenios
con la Seguridad Social de toda la nación, y no de una fracción pequeña. Todos
se marcharán.
EDICIONES EN CASTELLANO. Por buena lógica, Barcelona
dejará de ser la meca mundial de la edición en español. Ya hoy día, se aprecian
problemas muy graves en las traducciones, por la infiltración del fanatismo racista
en la mente de traductores educados en la intolerancia y en la ignorancia
semántica.
SON MUCHAS MÁS PIEDRAS. NEGRAS, MUY NEGRAS.
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