ARENAS DEBERÍA SER INFORMADO DE LO QUE DE VERDAD PASA EN MÁLAGA
En Málaga llevamos 30 años sufriendo marginación, engaños, injusticias, desprecios e invasión de competencias, todo urdido por una PLAN SECRETO diseñado por el PSOE para reducir la ciudad de Málaga a la mínima expresión, bajo la creencia estúpida de que tal plan redundaría en el engrandecimiento de Sevilla, COSA QUE, COMO VEMOS, NO HA SUCEDIDO. El plan lo urdió el propio Alfonso Guerra, que dijo en 1978 “Málaga se ha desarrollado demasiado; ahora le toca a Sevilla”. A pesar de ello, Málaga y Sevilla continúan siendo poblaciones de importancia demográfica semejante, pero en la prelación del Estado, Málaga figura muy por debajo de Ceuta, Melilla, Logroño, etc. El poder de la burocracia sevillana se siente aquí como el pisotón sangrante de una bota colonial, que impide todo lo que signifique avance y prosperidad de la sociedad malagueña.
Por consiguiente, ansiamos con angustia librarnos de los desmanes de Chaves y Griñán, pero no se nos puede encandilar con abalorios, como hacían los conquistadores con los indios.
He asistido a dos de los mítines de Arenas. Llegar, invariablemente, 45 minutos tarde, no contribuye a la imagen de seriedad que desea transmitir (con la gente esperando bajo el sol del mediodía), y “embovedamiento” es un palabro incorrecto; lo correcto es EMBOVEDADO.
Propone Arenas satisfacer la sed de justicia de Málaga prometiéndonos tres departamentos menores (ni siquiera la consejería de Hacienda), pero por encima de lo que le digan a Arenas sus exegetas locales, necesita saber que los malagueños cultos no somos ni nos consideramos andaluces… al menos, de Andalucía la baja; NO SOMOS BÉTICOS, SINO PENIBÉTICOS Y LEVANTINOS. Un examen profundo de nuestras tradiciones auténticas (no importadas) lo demostraría, revelando nuestra italianidad, nuestra levantinidad y nuestra nula participación histórica en las vicisitudes de cordobeses, jienenses y sevillanos.
No podemos sentirnos imbricados en una autonomía que nació cometiendo fraude de ley ni con una capital que no hemos elegido, sino que se nos impuso de manera subrepticia, tras ofrecernos Fernández Viagas un referéndum que nunca ha sido convocado.
Sea cual sea el desarrollo de la historia y los avatares de la política, a la larga, Málaga sólo podrá sentirse comprometida con esa autonomía -hasta ahora hostil-´compartiendo la capitalidad COMO SEDE DEL PARLAMENTO, que es lo más prudente y lógico (y barato) si se da una ojeada al mapa.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
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