viernes, 29 de abril de 2011

OPORTUNIDAD PARA MÁLAGA EN EE.UU



El huracán Ike devastó en 2008 con saña especial la ciudad de Galveston, en Texas, Estados Unidos.
Cuando me enteré, y recordando la situación y orografía de la ciudad, me llevé un gran sobresalto y un estremecimiento.
La vida me ha obligado a mirar a Málaga de lejos casi siempre, y hace muchos años que tengo la impresión de que nuestra ciudad no sabe aprovecharse de sus ocasiones, que son muy numerosas, variopintas y valiosísimas, ocasiones desaprovechadas que no vale la pena enumerar ahora.
El topónimo GALVESTON viene del nombre de la nao capitana del héroe de Pensacola, Bernardo Gálvez, nacido en Macharaviaya e hijo de Matías Gálvez, que era virrey de México (y también de Luisiana) cuando la guerra de independencia de los EE.UU, y prácticamente todo el sur actual de la Unión pertenecía a España. Bernardo también fue virrey y reinó muchos años junto a su madrastra, Ana Zayas; pero tras lo de Pensacola, Bernardo se enamoró de una mulata en New Orleáns, se casó con ella convirtiéndola en virreina de la Nueva España. Ana Zayas se sintió desplazada, por lo que volvió a Málaga un poco como la Reina de Saba –sumamente rica-. Parece que plantó sus reales en La Virreina y que fue responsable de la entrega a su hijastro de donativos del Cabildo, procedentes de fondos destinados a rematar la Catedral –que nunca se acabó, como vemos-.
En cierta ocasión, mientras pasaba unas vacaciones en Palm Beach, varios amigos propusieron un largo viaje en coche para visitar a uno de su grupo que vivía en Houston. Durante el recorrido, visité sitios míticos para mí, como Atlanta (nada parecida a la de la película) y dos “misiones” hispano-mexicanas. Pero lo que más me impactó fue un pequeño monumento dedicado al fundador de Galveston, Bernardo de Gálvez, donde reza que nació en Málaga. Hasta aquel momento, no tenía la menor idea de quién era este paisano. Después me apasionó, porque su vida sería un argumento perfecto para una novela.
Bernardo Gálvez es uno de los héroes “oficiales” de la independencia norteamericana, y los malagueños apenas sabemos de él.
Un hermanamiento de Málaga con Galveston podría servirnos para que se hablara de nosotros en el poderoso país y, tal vez, aparecería la oportunidad de hablar de la torre de la catedral y de la virreina Ana de Zayas.

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